Corocotta se erige como el único nombre del bando perdedor. El que se le cite supone que debió causar graves problemas a Augusto, quien tal vez creyó que la conquista sería un paseo militar. Se le ha calificado de guerrero, mercenario, caudillo. Lo que es innegable es que su nombre ha perdurado más de 2.000 años, que fue un hombre que consiguió vencer en numerosas ocasiones a un enemigo muy superior. Debió ser alguien muy especial. Las figuras de los valerosos Laro y Coroctta constituirán siempre un motivo de orgullo y ejemplo para muchos de nosotros, cántabros del siglo XXI, por más que algunos traten, vanamente, de empañar su memoria.