Vitolo es un gran profesional dentro del terreno de juego. Luego están algunas "apariciones" que considero inoportunas porque ser agradecido con la afición está muy bien, pero sin pasarse que resulta cansino. Eso no quita para que en general su actitud la considere bastante buena. Ya me gustaría ver en la mayoría ese nivel de implicación.
A mi con Vitolo me pasa lo mismo que con Simeone (Vitolo es menos guarro, por supuesto), jugadores con mucha casta, que se dejan todo en el campo y que su presencia siempre se nota porque cubren muchísimo campo y su aportación defensiva es magnífica.

Una cosa es que su forma de jugar les convierta en grandes jugadores de equipo y otra que sientan los colores más que otros. Creo que su forma de jugar forma parte de su carácter y jugarán así siempre que sus condiciones físicas se lo permitan, sea en el Racing o en el Barquereño. A mi lo de sentir los colores, nunca lo he tenido claro, excepto una minoría que a veces incluso renuncia a ir a equipos mejores con mejores contratos, el resto son profesionales en la medida que les dicta su conciencia y punto. Nadie siente los colores de una manera especial aunque se haya pasado muchos años jugando en el mismo club.

Los propios chavales, de pequeños, incluso jugando en las secciones inferiores, son capaces de celebrar goles del equipo rival cuando se trata del Madrid o el Barça. Eso no les impide jugar con toda la ilusión en el club de su tierra.
Por otro lado, desde bien pequeños, el racinguismo que se les transmite es bastante sospechoso. De hecho éste aspecto no es tenido en cuenta en absoluto a la hora de valorarlos. Su amor a los colores, su disciplina, su constancia, su conducta, su compañerismo y demás virtudes que puedan tener, caerán en saco roto en el momento en que su potencia, disparo, velocidad y agresividad no sea la que el cuerpo técnico estime oportuna o necesaria para seguir adelante. Es exactamente lo mismo que pasa con el primer equipo. Los jugadores son conocedores de que su suerte depende del momento, del capricho de un entrenador, de su acierto cara al gol, en definitiva de su buen rendimiento y que salvo excepciones, el club de sus amores no va a tener ningún reparo en darles la patada si lo cree conveniente. Esta consideración hace que el futbolista, egoista de antemano, lo sea más todavía, viendo que nadie le va a ayudar cuando las cosas no vayan bien salvo su familia y amigos.

Conclusión, lo del amor a los colores me parece un tópico absurdo que no tiene ningún sentido en el fútbol actual.

...ojalá los demás hubieran hecho lo mismo: dar la vuelta al campo.