Pero es verdad. Si no lo creen vayan por allí en Semana Santa o en verano, de paso hacia otros lugares más turísticos y famosos, aunque tal vez más falsos. La realidad está en los hechos, no en las palabras; que como todos saben, se las lleva el viento, sobre todo si son electorales…

Dentro de la piel de toro, a menos de 1.000 km de aquí, donde nuestro gobierno de UPN presenta como un mágico anzuelo electoral, una nueva ciudad en el sur de Pamplona de 50.000 habitantes, una urbe salida de la nada que ningún usuario ha pedido, y que se presenta como la gran panacea (igual que en su día la señora Barcina propuso la ciudad bioclimática de Zolina y que desapareció de la misma forma y rapidez con la que surgió) para solucionar las deficiencias del tema de la vivienda.

Cuando este problema no consiste en que falten viviendas, sino en que las existentes, incluidas las de Guendulain, si es que al final se construyen, tienen un precio inalcanzable para los ciudadanos. El asunto era imposible del todo hasta que los bancos inventaron la fórmula de los préstamos a decenas de años, que te atrapan durante toda tu vida y también la de nuestros descendientes. La fórmula mágica del sistema de mercado no se cumple, señores prestidigitadores de la vivienda sacada de la chistera cuando me interesa. La excesiva oferta no siempre rebaja el precio del producto ofertado. Sobran leche, almendras, naranjas, lavadoras, coches, titulados, y cientos de productos que se amontonan en naves o almacenes sin que los precios bajen y menos aún desde la llegada del euro, el nuevo gran invento de los mercaderes.

No se trata de Marina D'Or, la nueva urbanización prodigio para la felicidad completa, que tenemos hasta en la sopa (bien porque se esté convirtiendo en otra megaciudad que abarcará decenas de kilómetros en las ya saturadas y carentes de agua dulce, orillas mediterráneas; o bien, porque no se venda ni a tiros, el caso es que estamos hasta el gorro de ella) sino de otra Marina, Marinaleda, un pueblecito sevillano de 2.650 habitantes que se hizo famoso hace 3 décadas por la combatividad de sus jornaleros. ¿Pero hacer un piso no es una cosa muy difícil y muy cara? En Marinaleda han demostrado que no es para tanto.

Paso 1º: hacerse con el suelo, pero sin pelotazo. Es decir, en vez de que la plusvalía por la recalificación de terrenos agrícolas a urbanos (mecanismo que ya conoce hasta el tonto del pueblo) genere unos beneficios privados; este mecanismo se anula del todo mediante una buena gestión pública, y no estamos hablando de unas leyes comunistas o anarquistas sino de las que hay en este país en estos momentos, que por cierto, son claramente mejorables. El Ayuntamiento pone en manos de quien solicita una vivienda el terreno necesario y se lo regala, porque puede hacerlo y porque quiere hacerlo.

Paso 2º: los materiales. Se buscó la manera de que los financiase la Junta de Andalucía, a razón de unos 12.000 euros por vivienda, a condición de que sea el mismo propietario el que pone los ladrillos.

Paso 3º: la mano de obra. Quien quiere una casa barata en Marinaleda sabe que tiene que sudarla el mismo, su familia cercana, o bien contratar a un especialista a 40 euros la peonada. La mayoría son autoconstructores. Las teorías se aprenden con la práctica. ¿Acaso no dedicaría usted 2 años de su vida a levantar su propia casa si puede ahorrarse 10 ó 15 millones de pesetas? Se espera a juntar un grupo de unos 20 vecinos que lo deseen y se les hace firmar los documentos del convenio. Entre todos construyen el conjunto de viviendas, sin saber cual será la de cada uno (para que nadie ponga más o menos empeño en su labor) y después se sortean.

España es el país que tiene la más alta tasa de viviendas por habitante del mundo. Existen 23.700.000 viviendas, es decir, 51 viviendas para cada 100 habitantes, más de una vivienda para cada 2 habitantes. Pero no todas están ocupadas. Teniendo en cuenta que existen 3 millones de viviendas vacías, ¿cómo es posible que se siga construyendo a un ritmo endiablado? 500.000 en 2004, 800.000 en 2005, 850.000 en 2006, y la cifra sigue creciendo y creciendo… ¿por qué? Sánchez Gordillo lo tiene claro: "por la especulación…".

Entonces uno piensa que el maravilloso cuento de la lechera de Marinaleda al final se romperá por ahí. Que cualquier propietario que dispone de una vivienda que le ha costado un precio fijado de 36.000 euros (sí, sí, 6 millones de pesetas) aprovechará este chollo obtenido por la buena fe de unos pirados, para forrarse el lomo de billetes de 500 (de los que somos uno de los países mas favorecidos por su presencia, aunque usted lector no haya olido ninguno). Pues no, mire usted por donde. También eso está pensado.

Paso 4º: como resulta que devolver un crédito de 20.000 euros (los otros 16.000 les han sido condonados porque han autotrabajado 400 peonadas, a 40 euros la peonada) abonando cada mes 15 euros (que suponen 180 al año) cuesta nada menos que 111 años; resultará que hasta entonces nadie podrá tener en sus manos la escritura de propiedad. Por lo tanto, hasta el año 2117 nadie puede venderla ni, por tanto, especular. El asunto consiste en que los hijos hereden ambas cosas, la deuda (que todos quisiéramos por nuestro piso) y el adosado. Muchas constructoras y promotoras llaman a la puerta de Marinaleda, pero son amablemente despedidos: "El suelo es nuestro" "Disculpen, pero ustedes no son necesarios".

El Ayuntamiento ya ha comprado 400.000 m2 de terreno que permitirán la construcción de unas 1.000 viviendas, más que suficientes para varias generaciones. Esto es previsión y lo demás son bobadas. Hay también algunos otros pequeños detalles que ayudan a entender este pequeño milagro. 100 asambleas populares cada año en el ayuntamiento para decidir los asuntos que a todos conciernen, democracia participativa la llaman, en vez de la delegación del poder en quienes cada día tienden a parecerse más. Cooperativa de alimentación de unas huertas propiedad de un duque, pero explotadas por los propios vecinos tras años de huelgas y ocupaciones. En Marinaleda todas las calles cambiaron de nombre ¡en 1979! Boabdil, Federico G. Lorca, Che Guevara o Salvador Allende están escritos por las esquinas, como símbolos de unas cabezas bienpensantes y de una futura sociedad diferente; cuando en la rancia Pamplona, en 2007 todavía es demasiado pronto, incluso para un lavado de cara. Los ediles de UPN argumentaron hace poco para el barrio de la Chantrea que no les parecía bien. Después de 32 años de muerto el perro, aún siguen con la rabia. También hay pintadas como: "apaga la TV, enciende tu mente…". Así es Marinaleda. Cuéntelo, explíqueselo a sus amigos, no está tan lejos… quién sabe si aquí, en el reino privado de los caras de cemento, algún día…