Detienen a dos jóvenes por retener a un taxista a punta de navaja y quemar su coche

«Dame todo lo que tienes o te degüello», escuchó Francisco Louzao Sánchez cuando uno de los pasajeros que llevaba en su taxi le amenazó con una navaja la noche del jueves. El taxista huyó de los atracadores tirándose en marcha del vehículo en Coto Carcedo después de conducir más de dos kilómetros con la navaja al cuello.

La Guardia Civil detuvo unas horas después, en la madrugada, a dos jóvenes como presuntos autores del robo del taxi, que posteriormente abandonaron y quemaron en las inmediaciones del colegio Santo Ángel, en el No-Do. En la detención participó un amplio dispositivo policial en el que intervinieron efectivos de la Benemérita, la Policía Nacional y la Policía Local de Castrillón.

Todavía en plena conmoción por el asesinato de un taxista en Bilbao, que fue degollado por un cliente, más de medio centenar de taxistas se concentró ayer en El Parche en apoyo al compañero agredido y para exigir medidas de seguridad.
La pesadilla del gijonés Louzao Sánchez comenzó pasadas las once de la noche, cuando los jóvenes se subieron a su vehículo en la estación de Renfe y pidieron que les llevara a Coto Carcedo. «Uno se montó a mi lado y el otro atrás. Me pidieron que les llevase por la avenida de Lugo y, al llegar a la altura de La Maruca, el que viajaba atrás, al que no pude ver la cara, rompió de un puñetazo el espejo retrovisor, me puso la navaja en el cuello y me pidió que le diera todo el dinero».
El taxista les entregó la petaca y les indicó dónde llevaba el resto de la recaudación y una cartera personal, con lo que había en total unos 450 euros, según la Guardia Civil. Sin embargo, los ladrones no lo consideraron suficiente y le obligaron a seguir la carrera hasta Coto Carcedo. «Seguí conduciendo como pude porque se me venía a la cabeza el taxista de Bilbao y estaba muy asustado. Me pidieron que apagase las luces, la radio y la emisora y cuando estaba llegando a Coto Carcedo les alerté de que llevaba una rueda pinchada, pero no me creyeron y me obligaron a seguir y dar la vuelta para Avilés». Fue entonces cuando Francisco Louzao intentó huir de sus secuestradores, pese a que continuaba con la navaja al cuello. «Aproveché que tenía que dar la vuelta y circulaba muy despacio porque el coche iba pinchado. Estaba muy nervioso, temía lo que ellos pudieran hacerme... Me solté el cinturón como pude y me tiré del taxi en marcha casi sin pensar».

Por suerte, Francisco Louzao resultó ileso. Presa del pánico, alertó a voces a los vecinos, que salieron de sus casas y avisaron al 112, sin poder detener a los ladrones, que emprendieron la huida a gran velocidad en el mismo coche.

Los ladrones fueron detenidos dos horas después cerca de Avilés después de haber prendido fuego coche que quedó destrozado. Los delincuentes, de 27 y 29 años, eran reincidentes, ya que fueron detenidos en ocasiones anteriores por quemar otros vehículos y robos diversos.