#1• Bueno, aqui he encontrado de nuevo un articulo que lei hace un tiempo ya, y lo volvi a leer ahora y es que es impresionante. No se si habia puesto ya en el foro, pero por si acaso lo pongo. Es una contestacion del director del periodico uruguayo \"La Republica\" al embajador de USA en Uruguay. |
#2• Indignaba ver el destrato de que hacía objeto al jefe de inspectores de la ONU, Hans Blix, con sus setenta y cinco años a cuestas, nacido en la maravillosa y helada Uppsala de la Suecia socialdemócrata, un digno seguidor de las tradiciones democráticas del mártir, Olof Palme. El desprecio hacia la gente y sus derechos es el motor de su humanismo. Escuchemos al mariscal Goering en el juicio de Nuremberg: Naturalmente la gente común no quiere la guerra, pero después de todo, son los dirigentes de un país los que determinan la política y siempre es un asunto sencillo el arrastrar al pueblo. Ya sea que tenga voz o no, al pueblo siempre se le puede llevar a que haga lo que quieren sus gobernantes. Es fácil. Todo lo que uno debe hacer es decirles que están siendo atacados y denunciar a los pacifistas por su falta de patriotismo y porque exponen el país al peligro. Fue el nazi Goering el que lo dijo en 1945, no fue George Bush. La diferencia entre Goering y Bush es que el nazi lo dijo en alemán y Bush lo dijo en inglés. La invasión de una nación soberana que no lo agredió necesitaba una legitimación ética aunque ilícita: derrocar al tirano Hussein e imponer a sangre y fuego un gobierno democrático y popular. Suena lindo, aunque la comunidad internacional y sus normas sea el precio que haya que pagar. Pero no es cierto. Nadie duda que Saddam Hussein es un dictador siniestro que ha asesinado a su pueblo y que su partido socialista Baath, de socialista no tiene nada. Pero quién puede creerle a Bush que va a instaurar la democracia iraquí cuando sus predecesores menos nazis que él, invadieron y ocuparon durante años y años naciones soberanas e instalaron dictaduras feroces que defendieron contra sus propios pueblos como Somoza en Nicaragua, Duvalier en Haití, Trujillo en República Dominicana. Tanto como los regímenes títeres y despóticos que impusieron los nazis en los países que ocuparon, incluida la Francia antigaullista del mariscal Petain. Así como Hitler invadió Europa en busca de su Lebensraum, de su expansión territorial y de las urgentes materias primas que necesitaba para el desarrollo alemán y la construcción del nuevo imperio germano que vengara la afrenta del Tratado de Versalles, Bush va en busca también de su propio Lebensraum. Un Lebensraum que en el mundo globalizado de hoy no se mide más por kilómetros de territorios físicamente ocupados sino por el dominio económico y político que se ejerce sobre ellos dirigido a distancia desde los centros financieros internacionales. Los objetivos del nuevo Hitler son múltiples. En primer lugar apoderarse del tanque de gasolina del capitalismo mundial que no otra cosa es el Golfo Pérsico. Bush sabe que en diez años el petróleo que produce su país, locomotora productiva del mundo, se agotará irremediablemente. En cuarenta años no existirá más petróleo en el planeta. Es una carrera contra reloj. Según Statistical Review disminuye en forma alarmante el descubrimiento de reservas energéticas. La última década creció sólo un 5% contra el 45% de la década anterior. El 65% de las reservas están ubicadas en Medio Oriente. EEUU consume veinte millones de barriles por día de los setenta y siete millones que se producen a diario en el mundo, de los cuales sólo diez millones es producido por los propios norteamericanos, que dependen de los demás para seguir siendo una potencia imperial. El objetivo del ataque a Irak, segunda reserva mundial de petróleo, es controlar esos depósitos, controlar su precio y controlar su producción. Qué armas ocultas ni qué otra cosa. Como dice Galeano, si Irak produjera rabanitos en lugar de petróleo, ¿a quién se le ocurriría invadir ese país? Para Bush el petróleo está servido. Falta sólo tomarlo. No sabe aún que puede atragantarse. La segunda jugada de Bush es disciplinar a su aliado, Arabia Saudita, primer productor mundial de petróleo y máxima reserva energética del mundo, cuyos precios no le sirven a EEUU. El tercer objetivo como reveló en febrero de este año el subsecretario de Estado, John Bolton, es invadir a Irán y a Siria, que forman junto con Corea del Norte el eje del mal, y si la coyuntura es favorable, incluir a Libia en el sancta santorum. El cuarto paso es destruir la OPEP y apoderarse de los combustibles fósiles del mundo. Si no expropia los fósiles y no encuentra a tiempo alternativas energéticas, el capitalismo norteamericano deberá modificar el modelo de consumo de su pueblo y con ello puede perder el punto de apoyo de su hegemonía mundial. El quinto objetivo son los suculentos negocios de la reconstrucción de Irak sobre el que se lanzaran muchas de las quinientas transnacionales que dominan el mundo, la mayoría norteamericanas. No menos importante es el sexto objetivo, que se nutre en las enseñanzas de lord Keynes, utilizando la industria bélica para superar la honda recesión en que está hundida la economía norteamericana, con crecimiento cero. No olvidemos que una guerra se gana no cuando se impone la supremacía militar sobre el adversario sino cuando se obtienen los réditos económicos que son la razón última de su desencadenamiento. No podemos dejar de mencionar un último objetivo y quizás el más importante de esta guerra: imponer la supremacía del dólar frente al euro que en los últimos tiempos le está dando una paliza al dólar en frentes inesperados, poniendo en peligro el privilegio del peso norteamericano en la comercialización del crudo. El dólar se depreció en los últimos meses con relación al euro, un 17%, cifras inimaginables desde la creación de la moneda única europea. Incide en esta depreciación la decisión iraquí de pasar diez billones de dólares de sus reservas a la moneda común europea, provocando un sismo en el dólar. Esta es otra de las razones del ataque a Irak, intentando que un gobierno títere haga retornar los diez billones de dólares iraquíes al área del dólar. También Rusia está operando el petróleo en euros y además Irán y varios países de la OPEP están analizando si también abandonan el dólar y se pasan al euro. Los economistas estiman que si esto ocurre se producirá una depreciación inusitada del dólar, desplomándose el valor de los activos norteamericanos, acercando al gigante con pies de barro a un colapso económico como en la década de los 30. La invasión tiene su antecedente más raigal en la necesidad de un nuevo reparto del mundo al fracasar los acuerdos de la tríada (EEUU, Europa y Japón) en 1998 en la reunión de la OCDE en París y en 1999 en la reunión de la OMC en Washington. No hubo acuerdo en el reparto del mercado mundial asediado por la disminución del porcentaje del Producto Mundial Bruto que llegó hasta el 50% concentrado en las manos de la tríada y sus transnacionales al finalizar el siglo. El fracaso del neoliberalismo en seguir manteniendo la máxima tasa de explotación de las naciones dependientes, la fatiga y la decadencia de la hegemonía unipolar y la posibilidad no muy lejana de una crisis mundial que transforme a la arrogante dominación de hoy en una hegemonía en harapos, se encuentra en las raíces de este acto de piratería internacional. Europa no aceptó los términos del reparto y embistió con su euro. EEUU replicó con la razón de las bestias y si logra el control de los lagos negros tendrá crudo barato y abundante mientras sus aliados lo recibirán caro y en cuentagotas haciendo sufrir a sus economías. Ese es el plan guerrero. La misma razón de dominio económico que lanzó a Hitler en los brazos de Marte, al grito de ocupar, administrar, explotar. De ahí a que Bush pueda cumplirlo hay un gran trecho. Sobre todo teniendo en cuenta que esta guerra por primera vez la afrontará económicamente solo. La anterior invasión a Irak, legitimada por la comunidad internacional, la pagaron todas las naciones. Esta invasión ilícita, crimen de lesa humanidad contra el mundo civilizado, la pagará sólo EEUU y un pequeño porcentaje, la Inglaterra del renegado Blair. Y es mucho dinero. Suficiente como para desestabilizar aún más al dueño de la maquinita de fabricar dólares, instalada en el Departamento del Tesoro de la nación más endeudada del planeta: los EEUU de Norteamérica. Trazados los objetivos reales, Bush y su banda de halcones patentaron la estrategia militar nazi: la famosa Blitzkrieg con que los nazis asolaron Europa, en la modalidad de guerra relámpago con ataques combinados de divisiones enteras de tanques Panzers apoyados por oleadas de aviones y piezas de artillería. Los tiempos cambiaron y la blitzkrieg nazi se transformó en hiperblitzkrieg norteamericana, pero la modalidad inventada por los mariscales de Hitler es la misma que aplica Bush, aunque con una potencia de fuego mil veces superior. Otra similitud es la desproporción de fuerzas. La invasión nazi a Checoslovaquia o a Polonia donde la caballería polaca se enfrentaba a los tanques alemanes y era diezmada previamente por la aviación, no es nada comparado con el poder de fuego infernal de la más poderosa trituradora tecnológica de la historia. Es como si los polacos se defendieran con hondas frente a la Luftwage de Goering. En la primera invasión a Irak, los iraquíes tuvieron ciento veinte mil bajas contra sólo ciento treinta y siete norteamericanos muertos y siete desaparecidos. Salvo la Guardia Republicana de Saddam, el resto del ejército iraquí son famélicos campesinos sin entrenamiento, ni tecnología, ni armamento adecuado, el que se enfrentará a más de trescientos mil soldados entrenados año tras año para matar sin dudar. ¿Qué puede hacer un país que tiene un presupuesto militar de 1.400 millones de dólares contra otro que destina 400.000 millones de dólares anuales en sus Fuerzas Armadas? Y por si fuera poco Bush acaba de pedir otros 75.000 millones de dólares para la propina de esta masacre. Promete a cambio que el botín de guerra compensará con creces la inversión. Antes de comenzar la matanza el ejército iraquí fue desangrado como se hace con los toros de lidia por los piqueteros apenas entran en la arena, para que el matador corra menos riesgos. Una década de sanciones económicas, de embargos, carente de repuestos, sin aviones, con escasos tanques, con pocas baterías antiaéreas y sólo equipados con los viejos fusiles de asalto AK 47, ha puesto de rodillas al toro iraquí. El torero sólo tiene que hundir su espada hasta el fondo y esperar la agonía. Las últimas noticias del frente, sin embargo, revelan que desangrado y todo, el toro está dispuesto a vender cara su vida. El vagabundo vienés devenido en profeta de la raza aria, Adolfo Hitler, embistió sin respetar los grandes tesoros de la humanidad, destruyendo ciudades prodigiosas, culturas irrecuperables y fantásticos monumentos creados por el hombre a lo largo de los siglos. Imitando al protegido de su familia, George Bush entra a sangre y fuego en la cuna de la humanidad, en el Mesos Potamos que así se llamaba Irak hace ocho mil años, tierra entre ríos, donde se fundó el primer estado, la primera civilización agraria y se inventó la escritura cuneiforme. En la tierra de la legendaria biblioteca de Nínive, la de la Torre de Babel, la de los jardines colgantes de Babilonia, entre el Eufrates y el Tigris, Bush se lanza inmisericorde en la primera guerra preventiva del siglo XXI. Deberá responder también por los tesoros culturales que arrase. Su homo demens tendrá que rendir cuentas al homo sapiens. Como Hitler la tuvo que rendir ante la historia y sus secuaces ante Nuremberg. El señor embajador de los EEUU en Uruguay, dice en su comunicado contra el diario La República, que está consternado por la comparación de su presidente con Hitler, explicando que lo que está haciendo Bush en Irak es lo mismo que hizo EEUU al liberar a Europa del nazismo. Creo que es un insulto a la inteligencia comparar al brillante creador del New Deal, Franklin Delano Roosevelt, con este energúmeno del poder que en nombre de las ideas mata las ideas, pero con los hombres adentro. Roosevelt ingresó a la guerra con la legitimidad que le daban todos los pueblos que se enfrentaron a la barbarie nazi, el primero de ellos el pueblo soviético que ofrendó en el altar del Moloch germano, treinta millones de sus mejores hombres, mujeres y niños, que dieron su vida para cambiar el curso de la guerra, hasta ese momento victoriosa para el Tercer Reich. Bush hace lo mismo que Hitler no lo mismo que Roosevelt. Bush viola todas las leyes internacionales, se enfrenta a las Naciones Unidas e invade al igual que Hitler a una nación cuasidesarmada que no lo agredió en momento alguno. Conviene precisar además ante la afirmación de que EEUU liberó Europa y más allá de la heroica entrega de vidas de los soldados norteamericanos en guerra con el Führer alemán, que el ingreso a la conflagración fue muy tardío, casi al final del conflicto cuando ya Alemania estaba desgastada por la resistencia soviética que enfrentó sola al 95% del potencial bélico nazi concentrado en el frente oriental. EEUU fue el único beneficiado con la segunda guerra mundial. Durante y después del conflicto. Durante, como bien explica Heinz Dieterich en La República, porque desarrolló lejos de los campos de batalla su industria y agricultura aumentando los salarios reales de 1941 a 1945 en un 27% generando diecisiete millones de nuevos puestos de trabajo y ofreciendo en 1944 más productos y servicios a su población que antes de la guerra. Y después de la guerra cobró diez por uno su participación, y en Yalta se erigió como la potencia más fuerte del planeta, desplazando a Inglaterra, aunque temiendo a la Unión Soviética, su nuevo contrapeso histórico. Y así como decimos que es un insulto comparar a Bush con Roosevelt conviene precisar que tampoco confundimos a los padres fundadores de la democracia norteamericana, esos héroes de la libertad, a George Washington, a Abraham Lincoln, a Thomas Jefferson, con este pedagogo del crimen, patán de la muerte, que al hablar por televisión no puede ocultar el gesto taimado de los cobardes. Charles De Gaulle, ese valiente rebelde de la Francia antinazi, le preguntaba al gran filósofo Jean Guitton. ¿Qué es la cobardía maestro? Y ese nido de sabiduría le contestaba: La cobardía, general, es buscar la aprobación y no la verdad; las condecoraciones y no el honor, el ascenso y no el servicio; el poder y no la salud de la humanidad. ¡Qué bien se le aplica esta respuesta a nuestro nuevo Hitler que dice defender los derechos humanos de los iraquíes mientras se especializa en convertirlos en desechos humanos! Qué nos puede extrañar esta conducta en un gobernante que se resiste a salvar al planeta de la devastación negándose a firmar los protocolos de Kyoto aprobados unánimemente por la comunidad internacional. Un gobernante que rechazó el control de armas bacteriológicas porque estimó que el acuerdo para evitar la proliferación de estos arsenales era perjudicial para su país. Un gobernante que exige a las naciones independientes que firmen un documento en el cual renuncian a su derecho a juzgar a ciudadanos norteamericanos por delitos cometidos en el extranjero. Un gobernante que se niega a firmar y a participar en la Corte Penal Internacional creada recientemente por la comunidad mundial para juzgar los crímenes de lesa humanidad. En este rechazo a una institución aprobada por más de ciento noventa países y sólo siete en contra coincidió su voto con el del invadido Irak quien tampoco quiere que exista en el mundo una Corte Penal integrada por dieciocho juristas independientes para impedir legalmente que se sigan cometiendo los crímenes de guerra que tanto los gobiernos de EEUU y de Irak han cometido. Qué se puede esperar de un gobernante que en su propio país, cuna de tradiciones democráticas, ha suspendido los derechos civiles, ha instaurado la censura, las listas negras, la eliminación del habeas corpus, derecho por el que dieron la vida tantas generaciones, imponiendo los juicios clandestinos, las cárceles secretas y el delito de opinión, aproximando a su sociedad a la noche negra del macartismo más anacrónico. Pese a todo logra hoy una importante mayoría silenciosa en su propio país a favor del horror de la guerra, en medio de un gigantesco apagón intelectual en la sociedad norteamericana, empujada por la desinformación, la deformación de la realidad como sistema, el legítimo dolor del ataque criminal contra las Torres Gemelas que segó la vida de 4 mil seres humanos, y por un nacionalismo atizado por el tartufo de la Casa Blanca. El nacionalismo y el falso patriotismo es otro de los eslabones que unen a Bush y a Hitler. Ese tipo de nacionalismo es el último refugio de los canallas y se apoya en la cultura de los incultos. Albert Einstein lo describía bien: El nacionalismo es una enfermedad infantil, el sarampión de la humanidad. Pero ya comienza a crecer, desde el pie, desde la raíz, un movimiento popular, en las mejores tradiciones civilistas del pueblo norteamericano, para expresarse en las grandes ciudades, para parar con la energía moral que da la razón, a este asesino serial que está construyendo la mayor iniquidad bélica de las últimas décadas. Y el pueblo norteamericano, aunque lentamente, comienza a comprender que la libertad no puede ser fecunda para los pueblos que tienen la frente manchada de sangre. ¿Quién se anima a parar a este psicópata? Es la pregunta que circula por todo el planeta. Las Naciones Unidas no pudieron. La OTAN tampoco. Sus aliados europeos fueron desairados y humillados. Pero, desde el fondo mismo de la historia comienza a incubarse el antídoto. Todos los imperios y sus profetas se han ido deslizando de victoria en victoria hacia su derrumbe final. Y este imperio y su emperador, al que poco le importa ganarse la mente y los corazones de los pueblos del mundo, que es sordo o finge demencia ante la inmensa rebelión del sentido común, ante ese gran aullido de las sociedades surgido del vientre exasperado de las multitudes que se han lanzado a las calles en todo el mundo clamando por la paz y el cese de la matanza, no tendrá finalmente más remedio que entender que en esta cruzada, al vencedor sólo le pertenecerán los despojos. Los hombres como Bush creen que los crímenes se entierran. Está equivocado. Los sobreviven. La gente está harta de violencia. Harta de las vendettas miserables de unos contra otros. Y quiere poner fin al tiempo de los asesinos. Y si la llevan a callejones sin salida, reaccionará. El discurso siniestro del amo y del esclavo termina casi siempre con la ferocidad del esclavo que ya nada tiene que perder. Espartaco dixit. La protesta no cede en todos los rincones del planeta. No ha habido un imperio tan huérfano de apoyo como el que encarna hoy este morfinómano del poder. Y este inmenso movimiento mundial contra Bush sólo comparable al movimiento mundial contra Hitler, tiene a su favor el clásico estrabismo de los mesiánicos, que les impide ver la realidad. El estrabismo es una disposición viciosa de los ojos por el cual los dos ejes visuales no se dirigen a la vez al mismo sujeto. Ven la realidad deformada. El murmullo de millones puede transformarse en el brazo que pare esta locura. No hay que tenerles miedo a estos gigantes que ignoran las leyes de la historia. Aplican la astucia más que la inteligencia. Ello los remite al mundo dinosáurico. Esos gigantescos animales que desarrollaron cuerpos enormes y una cabeza diminuta. Cuando vino la hecatombe sus pequeñas cabezas no pudieron inventar la mutación. Sí lo hicieron los mosquitos. Hay un refrán alemán que refiriéndose a Hitler decía que cuando veas a un gigante, examina antes la posición del sol, no vaya a ser la sombra de un enano. No sabemos aún cuánto de gigante y cuánto de enano tiene nuestro nuevo Hitler. Recuerden a Gandhi, ese incendio moral que alertó a las conciencias. Sólo con su voz y su conducta por la no violencia puso de rodillas al mayor imperio de su época. Gandhi decía que lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena. Ese silencio hoy no existe. Todos los pueblos, de los países ricos y de los países pobres, gobernados por la derecha o por la izquierda, todos, todos, con excepción del que habita en el país agresor, que comienza ya a desperezarse, han tomado conciencia de que por primera vez en el siglo XXI la guerra como una cruzada irracional puede cambiar la humanidad. Sabe que una guerra injusta es una catástrofe que paraliza el encuentro del hombre con la humanidad. Y une sus manos planetarias para decirle al sicario de la Casa Blanca, que hay una vida y una raza menos sórdida que la suya. Y que vale la pena ponernos de pie para defenderla. Esa es mi respuesta, señor embajador. Publicado por La República el 30 de Marzo 2003 |
#3• xavi, que de verdad, yo sé que son malos malísimos los 2, pero... (y sin ánimo de ofender) ¿¿¿Tú te crees que nos puedes meter esa parrafada??? No se los demás, pero yo no me la leo ni harto calimocho |
#4• No es solo esta parrafada, es q ultimamente parece q solo escribes mensajes en contra de la derecha, menuda obsesion!!!, joe y menos mal q vives en Suiza q si llegas a vivir aqui no se q harias. |
#5• Pues no dudo que sera interesantisimo ese articulo pero yo como que paso, no veas lo loca que he vuelto a la ruedita del raton para pasarlo, un saludo. |
#6• que conste que yo empecé a leer, pero vi que eso seguía y seguía |
#7• de toas formas, hay q ser un poco falto de conocimiento para comparar a hitler y bush. |
#8• pobre xavi, cuando venga y se encuentre todo esto, xavi respira hasta 10 antes d contestar, k cnste k yo lo he leido todo menos las ultimas 400 lineas |
#9• Pues yo os aseguro que me he leído el primero de sus dos mensajes, y me ha parecido muy interesante. El segundo lo he empezado a leer, pero lo dejo para otro momento, porque con una letra tan pequeña me estaba quedando un poco pistoja. Prometo leerlo en otro momento. |
#10• No si yo lo pongo para que lo lea el que quiera. Yo lo he leido, y me parece que es una articulo muy interesante. Se podra estar mas o menos de acuerdo con lo que en el se dice, pero me parece muy injusto que sin leerlo algunos se permitan decir cosas como que es un articulo "anti-derecha" o que el que lo ha escrito es un poco falto de conocimiento... pues nada, saludos, y a seguir criticando sin saber de lo que se habla que es un buen deporte. |
#11• Al final me lei el primero. Menos mal que con el Opera puedo facilmente ampliar toda la página y así al leerlo no me quedo , porque lo leia con una letra grande y clara. (Asociacion contra Internet Explorer a favor de Opera) |
#12• Escrito originalmente por xavielsuizo pues nada, saludos, y a seguir criticando sin saber de lo que se habla que es un buen deporte. Tampoco veo que hayas recibido tantas críticas, ¿no? El que no queramos leerlo no es una crítica |
#13• Escrito originalmente por Viper33 Pues no dudo que sera interesantisimo ese articulo pero yo como que paso, no veas lo loca que he vuelto a la ruedita del raton para pasarlo, un saludo. no me da daba el dedo pa pasar |
#14• Escrito originalmente por Tinuco Escrito originalmente por xavielsuizo pues nada, saludos, y a seguir criticando sin saber de lo que se habla que es un buen deporte. Tampoco veo que hayas recibido tantas críticas, ¿no? El que no queramos leerlo no es una crítica No hablaba de los que solo decian que no lo han leido, lo decia por los que ademas de no leerlo se permitan juzgar o hacer valoraciones del articulo, nada mas. Ya dije que solo lo pongo para que lo lea el que lo quiera. A mi no me pasa nada porque no lo leais, es mas yo tampoco leo todos vuestros mensajes. Es normal. |
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