Poesía de una mujer que sufrió un ataque de lobos en su rebaño y decidió escribirla como muestra de sufrimiento...vuelve el dilema eterno sobre este animal:

Yo, aunque tuviera escopeta al lobo no mataría,
pero a los que le protegen… ¡Cuantas cosas les diría!
Porque mucha protección, mucha labia y mucho cuento,
le dejan suelto y “adiós” ¡que otro cargue con el muerto!
Y no es preciso tener título universitario
para saber que el lobo es un animal sanguinario.
“Solo mata para comer” eso lo dirán ustedes,
para comer una oveja matan noventa y nueve.
Aunque digan que indemnizan los daños que los lobos hagan,
con todo el oro del mundo los disgustos no los pagan.
¿Qué tal que cada trimestre a aquel que protege al lobo
le descontaran del sueldo la mitad y a veces todo?
¿Y qué le pasa al pastor que trabaja todo el año,
cuando en una noche el lobo le desbarata el rebaño?
Hombre que se sacrifica por el bien de sus ovejas,
¿qué tal cuerpo le pondrá verlas con las tripas fuera?
Algunas hasta el aprisco tambaleantes aun llegan,
donde están sus corderillos que cariño y leche esperan,
amor de madre las mueve, pero muertas allí quedan.
Con rabia, cariño y pena, el pastor acariciaba
a los tiernos corderitos que sin madre se quedaban,
por el temblor de sus labios, alguien diría que rezaba,
al lobo y a quien lo protege, tal “oración” dedicaba,
mas con ella bien se yo, que no los “santificaba”.
Si para todos hay sitio, pues es bien grande la tierra,
¿por qué no están separados los lobos de las ovejas ?
Dejen la oveja tranquila que ella con nadie se mete,
¿no me vendrán a decir que ella al lobo compromete? 
Quizá algún “inteligente” diga: ¡Quitad las ovejas
para que así se terminen sus quejas!
Pues bien, ¿de leche de loba saben los quesos mejor?
Vayan a ordeñarlas ustedes, de hacerlos me encargo yo.
Organizan cacerías como única solución,
que a cuatro desocupados les sirve de diversión,
pero hacia el lobo no apuntan, apuntan mucho mejor,
a un cordero bien guisado puesto ya en el comedor
y si hay buen queso de oveja de postre, tanto mejor.
¿Pero protegiendo al lobo saben lo que lograrán?
Corderos, quesos y ovejas ya pronto se acabarán,
y el pastor sin su rebaño al que dedico toda su vida
oirá el aullido del lobo en lugar de las esquilas,
y sin su medio de vida, el se extinguirá también,
ya pronto no habrá pastores ni en el portal de Belén.
Para controlar la caza ya no hará falta escopeta,
de eso ya se encargará esa fiera que anda suelta.
Si San Francisco de Asis a la tierra regresara,
seguro que la conducta de algunos él no aprobara,
el que al lobo protegía, pero a la vez procuraba
que alimentado estuviera y destrozos no causara.
Estos “protectores nuevos” ganan dinero y honores,
pero quien mantiene al lobo son los sufridos pastores.
Quien quiera que lobos haya, que los tenga y los mantenga
por su cuenta y en su casa, 
que nosotros los pastores queremos nuestras ovejas
y a nadie pedimos nada a la hora de mantenerlas
y el sueldo que algunos cobran también ha de salir de ellas.

P.D. Qué conste que yo corroboro lo aquí escrito punto por punto...sea porque desciendo del mundo rural aunque ahora sea un cosmopolita más.

Saludos