Hace unas semanas, en las oficinas del Racing no querían ni oír hablar de fichajes en el mercado invernal. Ahora no les queda más remedio que ponerse al teléfono. «No somos tan necios como para no entender estas cosas. Si las lesiones siguen a este ritmo...», decía ayer Francisco Pernía. Eso sí, no hay dinero para invertir y la opción de pagar algún traspaso está descartada. Se busca algún 'sobrante' de otra plantilla, uno de esos jugadores que los clubes tratan de colocar para que tengan los minutos que necesitan. Algo parecido a lo que el Racing hizo con Edu Bedia.
La prioridad es reforzar el centro del campo con un jugador que, además, tenga cierta vocación ofensiva, esa de la que habló Portugal cuando le preguntaron por las necesidades. Al míster le gustaba más un delantero, pero la lesión de Diop y la posible baja de Serrano pueden obligar a retrasar unos metros la posición del objetivo.
El perfil está dibujado: centrocampista que ya haya jugado en la Primera División española (aunque no sea español) y que suponga sólo el gasto de su ficha o, aún mejor, de únicamente una parte de ella. No se buscan promesas de otras ligas ni, en principio, apuestas de categorías inferiores. No es el momento para experimentos. Mirarán hacia los excesos de las plantillas más competitivas, esas que cuentan con cuatro o cinco futbolistas para un puesto y que necesitan aligerarse. Las piezas más codiciadas de ese mercado son, evidentemente, los jugadores que no encuentran hueco en los onces de Mourinho, Guardiola, Manzano... Los que quiere todo el mundo.
Urgencias
Y si antes había tiempo de sobra y se podía esperar a los últimos días -es ahí cuando surgen las 'rebajas'-, ahora las urgencias en forma de lesiones se han convertido en prisas. Desde la secretaría técnica se valora la próxima incorporación de Arana a las convocatorias como un balón de oxígeno, pero hace falta algo más. Diop no estará antes de marzo (sin contar su puesta a punto), Colsa juega con un tobillo renqueante desde hace tiempo y con Tziolis las esperanzas no van mucho más allá de una presencia testimonial en el último tramo de la competición. Además, ya no queda tiempo para adaptaciones o para coger ritmo. Se necesita alguien que venga para jugar desde el día siguiente.