El 24 de abril de 1999 se proclamó campeón del mundo sub-20 con futbolistas como Xavi, Orbaiz, Casillas, Marchena o Aranzubia. Forjado en las categorías inferiores del Compostela, su buena actuación en el Mundial celebrado en Nigeria le permitió dar el salto al Celta, donde jugó cuatro temporadas. Entonces, Pablo Coira fichó por el Alavés, luego el Recreativo de Huelva pero las cosas comenzaron a salirle mal y sufrió situaciones no demasiado agradables. Ahora, el de Vilagarcía de Arousa está en el Espanyol B con la intención de encontrar de una vez por todas la estabilidad.

Fichó prácticamente a última hora. ¿Cómo surgió?
Había coincidido con Josep Clotet en el Figueres y me llamó este verano para comentarme la posibilidad de fichar por el Espanyol B. Los primeros contactos se produjeron meses atrás, pero el filial tenía una plantilla muy amplia y el fichaje se demoró, porque antes se tenían que solucionar algunos aspectos.

¿Qué hizo mientras tanto?
Estaba sin equipo, así que comencé a entrenar en el equipo de mi pueblo. Era una situación difícil, pero al final todo salió bien. La posición del lateral derecho era la única que no estaba doblada en la plantilla, y me ofrecieron la posibilidad de venir al Espanyol y la acepté.

¿No se lo pensó?
En absoluto. Pensé que la posibilidad de fichar por el Espanyol B era muy buena para mí. A pesar de que acabo de cumplir 29 años recientemente, no me importa estar en un filial porque creo que tiene sus cosas positivas.

En cualquier caso sorprende que acabe en Tercera División.
He vivido mucho en los últimos años. La pasada temporada estuve tres meses en Inglaterra en el Bradford y tenía claro que ahora lo que quería era tener minutos. Tuve alguna oferta de equipos de Segunda División B, pero no quería volver a estar inactivo y perder otra temporada de mi carrera. El Espanyol es un gran club, se trabaja bien, conozco al entrenador y no me lo pensé.

Aquí tampoco tiene el puesto garantizado.
Está claro. Hay que ganárselo en los entrenamientos, pero para un futbolista es importante trabajar con una persona que confíe en él. Voy a trabajar todo lo posible para jugar, alcanzar el ritmo de competición e intentar hacer una buena temporada con el Espanyol B.

¿Sueña con el primer equipo?
Pienso que todos los jugadores que están en un filial sueñan con llegar al primer equipo en mayor o menor medida; es totalmente lícito y una realidad. Pero ahora mismo sólo pienso en el presente, en recuperarme para poder jugar con más continuidad y ése es el objetivo prioritario. Formo parte de la plantilla del filial y esto es lo que me hace verdadera ilusión.

Remontémonos al pasado. ¿Qué ha sido de usted durante estos años?
Después de jugar en el Celta, firmé por el Alavés y cuajé una buena temporada aunque no logramos el ascenso. Posteriormente, fiché por el Recreativo de Huelva pero el entrenador no contaba conmigo y regresé al Alavés. Esa temporada Piterman decidió dejarme sin ficha y la siguiente acabé en el Figueres. Clotet confiaba en mí, pero le cesaron y no tuve tanta continuidad, así que probé suerte en Grecia en el Aris. Hicimos una buena temporada, quedamos los cuartos y nos metimos en la UEFA pero en verano surgieron algunos problemas y me volví a casa. La pasada campaña estuve casi en blanco y probé fortuna en el mercado inglés y jugué en el Bradford. Fue una buena experiencia, pero las condiciones de contrato que me presentaron tampoco me convencieron y regresé. El final de la historia ya se sabe.

¿Le da envidia que otros compañeros de esa generación triunfen e incluso varios sean campeones de Europa?
Me alegro mucho por ellos, pero la realidad del fútbol es ésta. Pienso que tengo calidad para estar más arriba, porque lo conseguí en su día. No he venido al Espanyol a pasar el rato, quiero volver a coger la forma. Pienso que me queda fútbol, estoy muy centrado, a gusto en este club y voy a poner todo de mi parte para que al equipo y a mí nos salgan bien las cosas.

¿Le ha faltado suerte?
No quiero achacarlo a la suerte, aunque en momentos puntuales se tomaron decisiones que no me beneficiaron demasiado. Pero eso es algo que se puede y quiero cambiar. De la misma manera que un día tuve la suerte de jugar en Primera División y luego cambió, creo que puede suceder al revés. No me quiero excusar en la mala suerte. Se dieron unas circunstancias y punto.

Pero con 29 años tal vez sea un poco tarde.
No lo veo así. Es verdad que para mis compañeros soy un veterano, pero pienso que estoy en lo mejor de mi carrera. Si me respetan las lesiones y tengo oportunidades para coger el ritmo, pienso que puedo hacerme un hueco. Pienso que todo lo que está por llegar es para mejor.

¿Nunca ha perdido la esperanza?
Es verdad que hay momentos complicados, pero trato de ser optimista, trabajar y luchar para demostrar que aún puedo hacer cosas en el mundo del fútbol.

¿Qué le parece el Espanyol?
Si tuviera que definirlo en una palabra diría que es un club familiar. Estoy muy bien aquí, la gente me ha recibido fenomenal y las expectativas que había creado se están cumpliendo.

¿Y cómo ve al equipo? ¿Cuáles son los objetivos?
La formación de jugadores y lograr el ascenso. Como primera meta nos marcamos acabar líderes, aunque lo importante es que luego en la promoción ganes los partidos. Subir de categoría es el objetivo real. El equipo está perfecto, se trabaja al máximo y a pesar de lo bien que hemos empezado, Clotet es un entrenador muy exigente, que nos corrige en cada partido y en cada entrenamiento. Siempre nos exige la máxima intensidad y creo que se está demostrando.