El miércoles volvió a pisar el Sánchez Pizjuán, un estadio que idolatra Pablo Alfaro. Mira atrás y admite que ha cometido errores, pero cada una de sus palabras muestra un sentimiento sevillista fuera de toda duda. Su presente es el Racing; su futuro, el Pizjuán. Marca entrevista al defensa central.

¿Recordaba ya eso de llegar a una nueva ciudad, buscar casa, sentirse nuevo en un vestuario…?
La verdad es que no. Hacía bastante tiempo que no lo hacía y pensaba que no iba a volver a hacerlo. Me siento un novato a medias, porque uno ya tiene una experiencia y porque vuelvo a un sitio donde ya he estado.

Mucho que agradecer al Racing…
Lógicamente. Es uno de los equipos en donde ya estuve, que se ha vuelto a acordar de mí, con una cierta edad, para seguir siendo futbolista. Eso me llena de orgullo y espero responder a esa confianza.

Podría estar jugando en Santander hasta tener casi 39 años…
En principio, he firmado medio año, pero, si las perspectivas son buenas y las dos partes estamos contentas, mi intención es seguir un año y medio más y seguir disfrutando.

Sigue siendo un tipo con suerte. Con 30 años estuvo a punto de dar los últimos coletazos yéndose a Grecia y le llamó Caparrós. Ahora, se va con un acuerdo firmado para volver trabajando en el Sevilla.
Digamos que he tenido suerte en momentos puntuales. Pero soy de la opinión de que la suerte hay que buscarla y trabajarla mucho. Algo habré sembrado para que me pase esto y deje este buen recuerdo.

¿Qué quiere Del Nido de usted en un futuro? No lo veo yo de médico por mucho que esté licenciado en medicina y cirugía.
Lo que quiero es seguir siendo útil dentro del club, con mis capacidades y sin rehuir de las responsabilidades que me otorguen. La idea es seguir formándome para hacer bien la función que me encomienden, porque las ganas de trabajar por y para el Sevilla serán infinitas.

Dicen que a Del Nido le molesta mucho que le den siempre la razón. ¿Quizá su comportamiento en aquel plante del equipo en pretemporada se le quedó marcado?
Creo que cada uno actuó en esa ocasión en función del cargo que ostentaba. Cada uno entendió que defendía lo suyo y yo como capitán lo hice con mis compañeros, pero siempre teniendo claro que de puertas para afuera había que defender al Sevilla.

Supongamos que yo no le conozco de nada. Acabo de ver tres de sus entradas más escalofriantes, que las hay y muchas, en un terreno de juego, pero insisten en que usted es un gran tipo. Ayúdeme a creerles.
Para valorar a alguien como persona hay que conocerla primero. En lo deportivo he cometido errores, pero también le digo que los he pagado y bien pagados. Pero también puedo ponerle los partidos que llevo a la espalda y lo bueno prevalece, con mucha diferencia, sobre lo malo.

¿Tiene usted un poco de Dr. Jekyll y Mr. Hyde? ¿Su poción es el césped?
Siempre me ha parecido que sí tengo algo de eso. Todos somos distintos en el terreno de juego y en mi caso creo que un poco más aún. Los futbolistas tenemos la suerte de descargar la adrenalina en 90 minutos.

Mucha gente se emocionó viéndolo llorar en su despedida del Sevilla. A otros, en cambio, les sonó a teatrillo.
Lo pasé mal porque fue un momento de mucho sentimiento y sinceridad. Excepto muy pocos, el resto lo entendió bien. Lo que sí sé es que para entender este tipo de cosas hay que llorar de verdad de vez en cuando, o haberlo hecho alguna vez.

¿Se ha sentido alguna vez traicionado por algún compañero? ¿Qué pasó?
Alguna vez sí. El momento más difícil fue el último año del Mérida. Hablamos de la desaparición de un club y ahí se ve lo mejor y lo peor de cada uno. Con algunos no me tomaría ni un café.

Del Nido dijo que usted tiene que hacer los deberes antes de volver…
Ese es un secretillo que tenemos el presidente y yo, pero que cumpliré.

En la época en la que vivimos que 45.000 personas corearan ayer su nombre al son de ‘Pablo Alfaro es nuestro líder’ debe ser una pasada.
Estás en una nube, pero cuando pasan los minutos ya vas siendo consciente y en lo único que piensas es en cómo devolver tanto cariño.

¿Cuál es el día que mejor se lo ha pasado en un campo de fútbol?
El momento que ya estás sentado en el vestuario después de haber conseguido algo con mucho esfuerzo es muy especial. También disfruté mucho en el derbi que ganamos fuera con gol de Marcos Vales porque no dejaron entrar sevillistas en el campo del Betis y había otras muchas cosas detrás. Otro momento especial ha sido el partido de este año de UEFA en Bolton. Algo me decía que iba a ser mi último encuentro con la camiseta del Sevilla.