Efectivamente, Alcaraz cree tan poco en su gente que les pone deberes de tontos, como es lo del patadón. Pero ¡joder! si te han traido un organizador y le sacas tendrás que cambiar el chip de los demás para jugar a otra cosa (eh! que dice el mister que en vez de patadón me la deis a mí...) así de fácil, pues no señor siguiendo con el patadón, posiblemente porque no se atrevan a entregar un balón a 10 metros.
Alcaraz no deja de hacerse la víctima con la calidad del equipo y yo si estuviera en él, estaría hasta los cojones de tanto desprecio. ¿Habrá llegado la hora del relevo? Casi seguro que ya se cree alguien y necesita un banquillo más lustroso. Para estar a disgusto, mejor que se vaya.