SAN LORENZO 0 - RACING 4: EL EQUIPO DEL PATO FILLOL ANDUVO DERECHO PARA EL ARCO Y SE LLEVO UN GRAN TRIUNFO

El torneo Clausura
Letal: Racing apunta y no se equivoca
En el Nuevo Gasómetro, con solidez y eficacia, el equipo dirigido por Ubaldo Fillol venció a San Lorenzo por 4 a 0, con goles de Romero, Casas (en dos ocasiones) y Mariano González



***EL GOL DE MARIANO ES DEDICADO A TRASTOLILLO****


Racing semeja a un cazador agazapado; se fia de su instinto y se mueve con sigilo; poco a poco lleva a la presa a su territorio y, cuando la tiene en la mira, demuestra una puntería asombrosa. Temple para soportar los momentos adversos y una eficacia admirable para resolver los períodos favorables. El conjunto de Avellaneda edificó el triunfo ante San Lorenzo por 4 a 0 sobre esos dos pilares fundamentales; columnas que, a la vez, soportan el peso -cada vez mayor- de una ilusión tan grande.
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Racing absorbe la efusividad de su entrenador, Ubaldo Fillol, y la capitaliza en su favor. Tantos gestos, gritos y desesperación logran su cometido dentro del campo de juego, donde se disimulan ciertas imperfecciones en el juego, que se disimulan con una concentración extrema y con un sacrificio absoluto. Eso ocurrió ayer. Cuando San Lorenzo lo puso en aprietos, la Academia comprendió cómo superar las dificultades sin caer en el aturdimiento. Encima, Gastón Casas deshizo el conjuro que le ahogaba los festejos y recuperó su capacidad goleadora con dos conquistas fundamentales.
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Fue un partido atípico. San Lorenzo dejó una mejor impresión durante la primera parte y a lo largo del cotejo tuvo buenas posibilidades como para que la diferencia no fuese tan holgada. Tanto fue así que el arquero Cuenca se llevó varios aplausos pese a que su equipo consiguió una goleada demoledora. Pero el conjunto dirigido por Néstor Gorosito quedó desestabilizado y cometió muchos errores en la última línea, esos mismos que explican su desdicha.
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Racing se movió donde más cómodo se siente; aprovechó con inteligencia la responsabilidad de su rival y le cedió el terreno en busca de algún contraataque, su herramienta predilecta. La dinámica de Romero y de Mariano González fue fundamental por los costados del medio campo; al igual que las corridas de Pinola y el oportunismo del paraguayo Martínez en los quites.
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El desarrollo ganó en emoción a partir de los 15 minutos del primer tiempo. Los dos se soltaron de sus ataduras y buscaron el éxito a su modo. San Lorenzo estuvo demasiado errático porque ni Romagnoli ni Cornejo tuvieron una buena tarea y Carreño se perdió entre los intentos individuales; apenas si Luna inquietó algo con su habilidad por la izquierda.
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El primer gol de Racing torció el rumbo en forma definitiva. Romero, tras un buen pase de Rimoldi, se escapó por la derecha; trabó con Gonzalo Rodríguez y la pelota rebotó en el arquero Ramírez; Romero se la llevó por delante y anotó. Con algo de fortuna, la Academia dio el primer golpe, su gran objetivo.
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San Lorenzo perdió el rumbo desde entonces; buscó y creó situaciones, es cierto; pero se desprotegió y fue el culpable de su decepción con tantas fallas defensivas. Racing se fortaleció y sentenció la historia con dos goles calcados de Casas, que definió dentro del área tras sendos córners de Mariano González, que Martínez peinó en en el primer palo.
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El Ciclón se jugó lo poco que le quedaba, pero apareció Cuenca, que frustró los gritos de Romagnoli, de Luna -dos veces- y de Peirone. Además, Montillo definió desviado y Rimoldi salvó en la línea un tiro de Luna, que dejó por el camino al arquero.
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La diferencia también pudo haber sido mayor. Antes del cuarto gol, anotado por Mariano González tras una réplica perfecta de Lisandro López, Casas se perdió otro mano a mano. Racing siempre estuvo al acecho, a la espera de cualquier paso en falso. Como todo buen cazador.
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Por Francisco Schiavo
De la Redacción de LA NACION
.<< Comienzo de la notaRacing semeja a un cazador agazapado; se fia de su instinto y se mueve con sigilo; poco a poco lleva a la presa a su territorio y, cuando la tiene en la mira, demuestra una puntería asombrosa. Temple para soportar los momentos adversos y una eficacia admirable para resolver los períodos favorables. El conjunto de Avellaneda edificó el triunfo ante San Lorenzo por 4 a 0 sobre esos dos pilares fundamentales; columnas que, a la vez, soportan el peso -cada vez mayor- de una ilusión tan grande.
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Racing absorbe la efusividad de su entrenador, Ubaldo Fillol, y la capitaliza en su favor. Tantos gestos, gritos y desesperación logran su cometido dentro del campo de juego, donde se disimulan ciertas imperfecciones en el juego, que se disimulan con una concentración extrema y con un sacrificio absoluto. Eso ocurrió ayer. Cuando San Lorenzo lo puso en aprietos, la Academia comprendió cómo superar las dificultades sin caer en el aturdimiento. Encima, Gastón Casas deshizo el conjuro que le ahogaba los festejos y recuperó su capacidad goleadora con dos conquistas fundamentales.
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Fue un partido atípico. San Lorenzo dejó una mejor impresión durante la primera parte y a lo largo del cotejo tuvo buenas posibilidades como para que la diferencia no fuese tan holgada. Tanto fue así que el arquero Cuenca se llevó varios aplausos pese a que su equipo consiguió una goleada demoledora. Pero el conjunto dirigido por Néstor Gorosito quedó desestabilizado y cometió muchos errores en la última línea, esos mismos que explican su desdicha.
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Racing se movió donde más cómodo se siente; aprovechó con inteligencia la responsabilidad de su rival y le cedió el terreno en busca de algún contraataque, su herramienta predilecta. La dinámica de Romero y de Mariano González fue fundamental por los costados del medio campo; al igual que las corridas de Pinola y el oportunismo del paraguayo Martínez en los quites.
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El desarrollo ganó en emoción a partir de los 15 minutos del primer tiempo. Los dos se soltaron de sus ataduras y buscaron el éxito a su modo. San Lorenzo estuvo demasiado errático porque ni Romagnoli ni Cornejo tuvieron una buena tarea y Carreño se perdió entre los intentos individuales; apenas si Luna inquietó algo con su habilidad por la izquierda.
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El primer gol de Racing torció el rumbo en forma definitiva. Romero, tras un buen pase de Rimoldi, se escapó por la derecha; trabó con Gonzalo Rodríguez y la pelota rebotó en el arquero Ramírez; Romero se la llevó por delante y anotó. Con algo de fortuna, la Academia dio el primer golpe, su gran objetivo.
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San Lorenzo perdió el rumbo desde entonces; buscó y creó situaciones, es cierto; pero se desprotegió y fue el culpable de su decepción con tantas fallas defensivas. Racing se fortaleció y sentenció la historia con dos goles calcados de Casas, que definió dentro del área tras sendos córners de Mariano González, que Martínez peinó en en el primer palo.
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El Ciclón se jugó lo poco que le quedaba, pero apareció Cuenca, que frustró los gritos de Romagnoli, de Luna -dos veces- y de Peirone. Además, Montillo definió desviado y Rimoldi salvó en la línea un tiro de Luna, que dejó por el camino al arquero.
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La diferencia también pudo haber sido mayor. Antes del cuarto gol, anotado por Mariano González tras una réplica perfecta de Lisandro López, Casas se perdió otro mano a mano. Racing siempre estuvo al acecho, a la espera de cualquier paso en falso. Como todo buen cazador.

ESTOY MUY FELIZ

Gracias amigazo, ¡ GRANDE MARIANITO ! ¡ AUPA LA ACADE ! Este sera el año de Mariano, ya veras.

..pues si, parece que si....