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El Racing vive una jornada de luto por el fallecimiento de Francisco González Gorricho, el abonado número 1

15/06/2005. El Racing vive hoy una jornada de luto por el fallecimiento del abonado número uno, Francisco González Gorricho. Pancho, como le conocían los amigos, nació en mayo de 1908, tenía, por tanto, 97 años. Su padre le sacó el carné del Racing el 1 de octubre de 1926 y, desde entonces, ha mantenido, durante 79 años de forma ininterrumpida, su condición de abonado.

Con motivo del 90 aniversario de la entidad Gorricho recibió, en enero de 2004, la Insignia de Oro del Racing en la Residencia de Mayores de Cueto, en donde vivía junto a su mujer, Consuelo. Anoche, su corazón “siempre verdiblanco”, como él mismo manifestó en la imposición de la Insignia de Oro, dejó de latir. Su cuerpo permanecerá en la Residencia de Mayores hasta mañana, cuando se procederá a su incineración (8,30 horas) en el Cementerio de Ciriego, oficiándose el funeral por su alma a las 11,00 horas en la capilla de la Residencia de Mayores de Cueto.

Desde el Racing trasladamos nuestro más sentido pésame a toda la familia de Gorricho, con el que, gracias a su bondad y amor por el Racing, la entidad siempre estará en deuda, permaneciendo eternamente nuestros corazones.

En recuerdo a Gorricho, reproducimos a continuación la información publicada en El Periódico del Racing con motivo de la entrega de la insignia de oro de la entidad:

Francisco González Gorricho, primer abonado del Racing, recibió de manos del Presidente del club, Santiago Díaz, la insignia de oro de de la entidad. Gorricho, de 95 años, nació el 5 de mayo de 1908 y lleva más de 76 años ininterrumpidos sacando su carné, pues es abonado desde el 1 de octubre de 1926, si bien él no recuerda la fecha concreta en que su padre le formalizó el abono: "Sé que mi padre me sacó el carné para que pudiera ir solo a Los Campos de Sport", afirma.

Pancho, como le dicen los amigos, vive junto a su mujer, Consuelo, en la Residencia de Mayores de Cueto donde recibió a Santiago Díaz, Lucas Alcaraz, Nando Yosu - a quien recuerda como un gran jugador- y a cuatro integrantes de la plantilla del Racing: Neru, Morán, Juanma y Ayoze. Durante la entrega se lo nota visiblemente emocionado por un reconocimiento, la insignia de oro del Racing, que lo llena de orgullo y que, humildemente, no cree merecer. Para él, sólo hizo lo que le dictó el corazón: seguir al club de sus amores durante toda su vida.

Su historia junto al Racing empieza de chaval, cuando a los cinco o seis años empieza a seguir al equipo verdiblanco junto a su padre, que como iba a cazar, aprovechaba los domingos para llevarlo a ver al Racing, pues ambos vivían junto al estadio de El Sardinero. Más adelante se colaba con unos cuantos amigos en los entrenamientos del Racing y no se perdía un solo partido.

Con el tiempo ha perdido la audición de su oído izquierdo, su vista prácticamente ha desaparecido, pero mantiene intacta una memoria prodigiosa, cultivada por el amor a su Racing. Recuerda uno por uno los diferentes equipos del Racing y sus jugadores, incluso a quienes lo acompañaban al estadio y el lugar que ocupaban.

Alsúa, un genio

Dice con orgullo: " yo aguanté para sostener al club, lo seguí en Segunda y Tercera. Hice muchos esfuerzos para poder pagar los abonos y que el Racing siga existiendo. Soporté calor, lluvia, cambios de nombre, categoría y estadio". Además, el abonado más antiguo del Racing, agrega que “cuando parecía que el Racing iba a disolverse sentí un gran dolor: toda la vida, desde pequeño con mi padre en los entrenamientos, animando en el estadio... Era terrible, por suerte eso ya pasó. Y sé que valió la pena el esfuerzo pues he visto grandes jugadores". González Gorricho guarda en la memoria a Alsúa, “el futbolista más genial que he visto. No era muy dotado físicamente, era más bien bajo por lo que no cabeceaba bien, pero qué pases, qué regate", dice con entusiasmo, y agrega que "además estaba Joseíto y Oscar Rodríguez. Recuerdo el llamado gol de la novia, contra el Athletic. Oscar tomó la pelota y chutó desde el medio campo, que hermoso gol. Según el periodismo de la época se lo dedicó a su novia".

Sigue hablando con una vitalidad impresionante, compartiendo sus recuerdos, su historia, la historia del Racing, plagada, como dice él, de encuentros gloriosos como contra el Real Madrid, que tenía: "al mejor portero del mundo, Zamora. Ganamos 5-4", recuerda orgulloso. Cuenta que a su hijo no le gusta el balompié, por eso llevó por primera vez a sus nietos a ver al Racing cuando estos tenían siete años. El mayor aún sigue al club desde Bélgica. Además, agrega que "sigo todos los encuentros del Racing por la radio, a pesar de la vista y el oído”. Tras comprobar que en la residencia sólo se podía ver un canal de televisión, el presidente del Racing, Santiago Díaz, se comprometió, de forma personal, a instalar un sistema de televisión para que los mayores puedan ver los encuentros del Racing.

Vi jugar a Nando Yosu

Fue emocionante que Nando Yosu viniera junto con el presidente del Real Racing Club, Santiago Díaz, a imponerme la insignia de oro de la entidad, pues recuerdo la etapa de Yosu como futbolista”, recuerda emocionado Francisco González Gorricho. El abonado más antiguo de la entidad agradeció emocionado la condecoración recibida aunque haciendo gala de su humildad agregó: “no creo merecer la insignia de oro, sólo he seguido al club de mis amores”.

Los vecinos pensaban que estaba viuda

Dicen que detrás de un gran hombre hay una gran mujer, en este caso se trata de Consuelo Cossio Sánchez, la mujer de Francisco González Gorricho, más conocido en la residencia por Don Pancho. Lo primero que nos dice sobre su marido es que "es fanático del Racing por los dos" y reconoce que no le gusta el fútbol, que nunca piso los Campos del Sport, pero que ha gritado muchos goles del Racing festejando con Pancho.

Además, afirma con dulzura que los vecinos bromeaban diciendo que creían que era viuda, porque su marido dedicaba la mañana a la caza y a la pesca y muchísimas tardes a su querido Racing. Por ello, algunos vecinos casi no lo conocían.

Asimismo, agrega que Pancho siempre ha tenido buen carácter, siempre animaba a pesar de los resultados. Nunca dijo algo fuera de lugar. Sufría cuando la suerte era esquiva a su equipo, pero siempre con optimismo, como todo un caballero, un auténtico señor.

Durante la entrevista se la nota atenta y llena de amor por su marido, a quien acompaña a sol y a sombra. Se levanta mostrándonos una mesa llena de recuerdos del Racing, fotos de Pancho, de su hijo, banderines del club: una pequeña pero invalorable colección de recuerdos.

Así es Consuelo: amorosa, leal y una excelente compañera. Al despedirnos tenemos la certeza de que la insignia que le entregó a su marido el presidente del club también a ella le pertenece.